Visitar el Coliseo fue, sin duda, lo más destacado de mi viaje a Roma. La magnitud y la historia del lugar son simplemente increíbles, es como retroceder en el tiempo. La visita guiada estuvo muy bien organizada, y recorrer la antigua arena y las zonas subterráneas hizo que toda la experiencia fuera inolvidable. ¡Una visita obligada para cualquiera que viaje a Roma!