La oficina de cambio estaba muy bien descrita, pero hay muchas entradas a la Catedral de Santa Maria del Fiore y hay demasiada gente haciendo cola, así que es fácil quedarse atascado. Tras entrar, no había nadie que me guiara, así que seguí la ruta por mi cuenta. Al llegar a cierto piso, no sé por qué no pude continuar y tuve que esperar a que abriera, pero también aproveché para admirar el Juicio Final. En resumen, no fue tan agotador como imaginaba y me sentí muy satisfecho de haber completado el recorrido.