Cuando se trata de actividades alpinas, maravillas glaciares y fondue de queso, Suiza es el lugar ideal. Desde esquiar por el Monte Titlis hasta pasar tardes de ocio en el encantador pueblo de Grindelwald, el territorio suizo es una tierra de belleza desconcertante similar a la de los escenarios de cuento de hadas. Comenzando en la capital suiza: la ciudad vieja de Berna cuenta con un patrimonio medieval intacto que inmortaliza para siempre su historia antigua junto al río Aare. Y la imponente grandeza cubierta de nieve de las montañas alpinas como el Matterhorn ha cautivado tanto a montañeros como a fotógrafos aventureros. Experimentar Suiza se presenta en espectros extremos, pero sea cual sea el camino que recorras o camines, nunca te decepcionará.