La reserva original era para las 17:00, pero llegamos a las 16:30, siendo los primeros clientes, y empezamos a cenar de inmediato. El servicio es muy rápido, no escatiman en comida, y la relación calidad-precio es excelente. La carne de wagyu Kuroge es deliciosa. Para terminar, pedimos ensalada y helado, pero nos decepcionó que solo se permitiera un helado por persona, ¡estaba riquísimo y es imprescindible probarlo! Sin duda, volveremos en nuestra próxima visita a Tokio.